ATENCIÓN
El mundo está cambiando, y junto a él nuestra percepción de la realidad. Las noticias evolucionan cada dos horas. Nosotros, agotados, esperamos el momento de ver una conclusión final. PRESTA ATENCIÓN: nos han repetido desde que tenemos uso de razón. Pensábamos que esa atención era unilateral. Que solo querían una determinada realidad en nuestras mentes. Pero compramos un pase para el cine, salimos a mitad de la película (todos sabemos la razón de ello) y al regresar esperamos entender el final. ¿Qué ha pasado en apenas cinco minutos? Nos sorprendemos al ver las distintas impresiones de una misma escena y las razones de esta. Y nos damos cuenta de que debíamos haber estado en la sala, haber prestado atención.
En la narrativa actual nos descubrimos sobrecargados de información. "Realidad" sin descanso: noticias, publicaciones, tik tok, publicidad, conversaciones que se convierten en debates. Estamos agotados, pero al mismo tiempo todos queremos ser escuchados. Todos tenemos algo que decir. No comprendemos nuestros días sin causas por las que luchar. Sin ir más lejos, mírame aquí, escribiendo para ti. Todos queremos ser entendidos y respetados por nuestras convicciones. Lo cual es totalmente legítimo. Todos queremos luchar por el futuro que consideramos conveniente.
Necesitamos tiempo para comprender las lecciones aprendidas
Dicen que para llegar al entendimiento hay que comenzar por ideas generales dirigiéndonos hacia la sustancia. Porque, a fin de cuentas, el mundo está compuesto por pequeños detalles que forman un conjunto. Esta misma idea puede ser aplicada a los seres humanos. Aplicando este razonamiento a nuestras relaciones, considero que hay esperanza en un mundo atento y respetuoso. Ya lo dijo Descartes: La diversidad de nuestras opiniones no proviene de que unos sean más razonables que otros, sino tan solo de que dirigimos nuestros pensamientos por derroteros diferentes y no consideramos las mismas cosas. Solo necesitamos comenzar buscando los puntos en común, adentrándonos a conocer, para, más adelante, comprender nuestras diferencias. Para ello es necesario, nuevamente, prestar atención genuina.
Dice el viejo libro que la unión hace la fuerza. todos queremos ser parte de un movimiento, de una sociedad, de un modo de vida. Pero se nos olvida por el camino que toda construcción precisa de distintos materiales para ser levantada. Estamos separando materiales, organizándolos por finalidad, fuerza o calidad y nos estamos olvidando del edificio. Como vemos en El arte de la guerra de Sun Tzu: El control de una gran fuerza se rige por el mismo principio que el control de unos pocos hombres: solamente es cuestión de dividir sus cantidades. Por lo tanto, debemos plantearnos lo siguiente: ¿queremos el control de nuestras pequeñas realidades o avanzamos hacia la búsqueda de la unión? Si has elegido la segunda opción, permíteme decirte que es más sencillo de lo que pueda parecer. Para llegar a un acuerdo es importante poner sobre la mesa las partes confrontadas. Analizarlas y buscar puntos en común.
Evita juicios y posicionamientos tempranos. Necesitamos tiempo para comprender las lecciones aprendidas. ¿Recuerdas cuando estabas en el colegio y te preguntabas para qué te serviría aprenderte las tablas de multiplicar? Pero llega un momento en la vida en el que no te queda más remedio que usarlas. Si lo extrapolamos a nuestras relaciones sociales podemos notar que, recordando el pasado, muchas personas pasaron por nuestras vidas y dejaron alguna enseñanza.
Hacer que tus ideales se sientan acompañados por nuevos conocimientos. Riégalos con sabiduría.
Por esta razón, antes de juzgar a una persona o una acción debemos dar un paso atrás, tomar aire y plantearnos lo siguiente:
1-. ¿Me gustaría ser juzgado por cierto hecho?
2-. ¿Qué situaciones en la vida de cierta persona le habrán hecho concebir el mundo de X manera?
3-. ¿Estoy prestando atención genuina y dedicando una escucha activa?
Estos últimos meses de incertidumbre me han aclarado algunas ideas: No somos aquello por lo que luchamos, somos aquello que cuidamos para su conservación. No se trata de destruir al adversario, ni de darle de comer aparte: se trata de regar nuestras flores, de cuidar y nutrir aquello que queremos que tenga un futuro, tanto en nuestras relaciones sociales como en nuestras ideas: contrastarlas. Hacer que tus ideales se sientan acompañados por nuevos conocimientos. Riégalos con sabiduría. Tu deber tiene que ser alumbrar estas ideas y buscar otros tipos de pensamiento a modo de abono. Si todos aplicamos esta idea, creo que podremos llegar a un entendimiento común.
Tras esto, date tiempo. ¡No hay prisa! No estás en un campo de batalla. Esto no es una lucha por qué ideas tienen más peso en la balanza. Sino un intercambio de ideas. Podemos aprender de ellas. Solo necesitamos prestar atención.